La Sanación Espiritual
Hace 12 años Ángela Mendoza comenzó a sentirse, de un momento a otro y de
manera inexplicable, muy cansada. Se fatigaba tanto que casi ni podía subir las
escaleras de la Universidad de la Salle, donde estudiaba cuarto semestre de
optometría. Preocupada, consultó al médico. Su caso era extraño. Las pruebas
genéticas y neurológicas que le practicaron no revelaron ninguna anomalía.
Visitó a otros médicos especialistas de diversos hospitales. Ninguno pudo
decirle qué era lo que tenía aunque alguno aventuró que podría tratarse de un
virus. Por fin un médico del hospital San Juan de Dios le encontró una
concentración anormal de una enzima en la sangre, le dijo que esa era la causa
de la distrofia muscular que padecía y ordenó su hospitalización inmediata.
"El doctor dijo que mi caso era grave y poco tratable porque la medicina
no había adelantado mucho en el tratamiento de enfermedades musculares",
recuerda Ángela.
Este diagnóstico no la convenció y por eso pidió una segunda opinión en el
Hospital Militar. Un día la citaron a una junta médica. Un grupo, conformado
por unos 10 especialistas, la esperaba. En pocas palabras le dijeron que no
sabían con exactitud cuál era la enfermedad que la afectaba y le recomendaron
que se pusiera en manos de Teletón porque la distrofia que tenía la postraría en
una silla de ruedas y terminaría sus días igual que el científico Stephen
Hawking, el célebre autor del libro Historia del tiempo. Después de escuchar
esto Ángela se paró, tiró la carpeta con su historial médico sobre la mesa y
salió atacada llorando. Nunca más volvió a visitar a un médico.
Sólo a finales del año pasado, cuando la Maestra Vidente Yeni Lay visitó Colombia, la esperanza renació para Ángela. Ella le aplicó un procedimiento sencillo que duró apenas unos minutos y le advirtió que el proceso completo de sanación duraría 21 días. Al principio Ángela no sintió mejoría alguna. Lo mismo le sucedió a su hermana, víctima de un cáncer en el útero que ya había hecho metástasis, quien también había acudido al sanador. Sin embargo, al cabo de un mes, todo cambió. Su hermana fue al ginecólogo a que le hicieran un examen de rutina. Y cuál no sería su sorpresa cuando el médico, al observar el examen, descubrió que la mayor parte del tumor había desaparecido y sólo quedaban algunos residuos en el cuello del útero. Para remover estos residuos el médico decidió operarla.
Al intervenirla quirúrgicamente el doctor encontró que misteriosamente las zonas donde se había alojado el cáncer ahora aparecían cicatrizadas.
A partir de ese momento Ángela dejó el escepticismo frente al poder sanador de la vidente. "Mi fe empezó cuando vi lo que le estaba sucediendo a mi hermana", asegura. Por eso decidió volver a visitar a Yeni Lay en febrero de este año, cuando ella regresó. Hoy Ángela camina, está casada, tiene dos hijos, trabaja y siente que sobre los huesos de sus piernas vuelve a aparecer la masa muscular que había perdido. Su hermana, una prima que había acudido a la Maestra por problemas de cálculos renales y una tía que fue por un coágulo en el corazón también están curadas. "Me fui por el lado de la sanación porque los médicos prácticamente me habían desahuciado y si hubiera seguido con ellos tal vez ya estaría muerta", dice la optómetra.
Cada día más personas como ella dan testimonios de curaciones inexplicables producto de la sanación espiritual, un fenómeno que cobra fuerza en Colombia y para el que muchas personas no encuentran explicación lógica ni racional. ¿Qué es la sanación? ¿Un milagro divino, una prueba del poder de la fe y la oración, o una nueva manera de entender y abordar la medicina?
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